El día 29 de septiembre fue el día de la rentrée, es decir, del comienzo oficial del curso. Después de rezar, inauguramos la semana y el día con el canto solemne del himno de Benín ante la bandera izada, con las niñas en formación. Este acto se repite todos los lunes en todos los colegios.
A media mañana hacemos un descanso de media hora para que las niñas tomen su desayuno (un plato de arroz o de ñame), jueguen un poco y vayan al baño, ritual que poco a poco van aprendiendo. Seguimos la mañana con clases de matemáticas, lengua, juegos educativos, “cono”, religión y, un día a la semana, deporte. Hemos comenzado nosotras siendo las profes de todo, pero las auxiliares ya nos ayudan bastante.
En esa primera semana, deseando acerca físicamente a las niñas al Señor, las llevamos a la capilla ¡en la primera clase de religión de sus vidas!… ¡¡Qué silencio, respeto y emoción se veía en sus caritas!! Y ¡lo mejor de todo era ver a Gomazan, el guardián musulmán, haciendo de traductor a las diversas lenguas de las niñas y con la misma postura que ellas para rezar! También les decía que estuvieran en silencio, pues Jesús les habla desde el sagrario… ¡El sagrario! Es realmente emotivo y consolador ver a las niñas ante Jesús en uno de los dos únicos sagrarios de Kalalé.
En el recreo de mediodía, además del almuerzo, les enseñamos algunos juegos: relevos, la cuerda, pasimisí, pasimisá par la porte d´Alcalá…, el escondite inglés, a la zapatilla por detrás (en boo: “Cococomaisigole”), etc. Las niñas demuestran grandes aptitudes para el boxeo y el rugby, ¡¡lástima que sean deportes tan poco femeninos!! Enseñarles un juego supone un gran esfuerzo de paciencia y tiempo, porque se nos pegan como lapas al hábito y no hay forma de que formen un corro…
Antes de reanudar las clases de la tarde, hay un rato de siesta. Después, tenemos picado, guiñol tres días por semana y otras actividades manuales asociadas con la preescritura.
Las clases acaban a las cinco de la tarde y los padres vienen a recogerlas. Hemos conseguido poner algo de orden en la salita, sentando a las niñas en “nats” y poniendo a los padres en fila para que vayan pasando, uno por uno, a recoger a su niña o a las ocho o nueve de los vecinos, que llevan en la misma moto.
¡¡Las niñas están contentísimas!! Gounou, el chófer, y Valentin, el cocinero, dicen que muchas personas en Kalalé se lamentan de no haber podido matricular a sus hijas en el cole.
El P. Satur ya ha vuelto de sus vacaciones en España. Vino a visitarnos y le recibimos con alegría, ¡¡echábamos de menos su carácter alegre y su sentido del humor!! Le acompañaba Peter, el seminarista que estará este año de prácticas apostólicas con los Padres en la Misión. ¡Le dimos la bienvenida!