La M. Angélica ya está de vuelta en Kalalé. Ha traído de Madrid algo que anhelábamos verdaderamente: la custodia, para poder adorar al Señor. El P. Saturnino había consagrado una forma grande para ponerla en el viril. ¡Qué inmenso gozo poder adorar por primera vez al Señor aquí, en la capilla de nuestra Casa de Kalalé! Cantamos Alabado sea el Santísimo con todo el fervor que nuestras voces nos permitían. Providencialmente era primer viernes del mes de mayo, mes de nuestra Madre la Virgen.
¡Cómo nos cuida el Señor! Él y la Virgen nos acompañan y guían en esta empresa misionera. Y en Ellos, sentimos la presencia de toda la Compañía, de nuestras familias, de las alumnas y profesores de los Colegios Mater Salvatoris, de tantos bienhechores que están colaborando material y espiritualmente con nosotras!
Ese primer domingo de mayo fue la Misa de los niños. El P. Saturnino nos pidió colaboración para “dinamizar la ceremonia”. Hicimos cuatro carteles con la siguiente frase: ¡Es verdad, el Señor ha resucitado! Cada uno estaba escrito en uno de los idiomas que se hablan en la zona: boo, fulfulde, baribá y francés. Además, preparamos un teatrillo con los niños. A la pregunta “¿Cuál es la Buena Noticia?”, cuatro niñas debían salir corriendo de la iglesia para coger cada uno de los carteles, traerlo y mostrarlo a todos los fieles. Entre tanto, ocho niños de los más pequeños saltaban y gritaban con alegría C´est vrai! Il est vraiment ressuscité!
Ese mismo día, por la tarde, acompañamos al P. Saturnino a rezar por el eterno descanso de una señora de la comunidad católica que había fallecido hacía tres años. Fue emotivo, pues la Palabra de Dios se proclamó en el patio central que formaban las diversas casas en las que viven los miembros de la familia y acudió muchísima gente, ya que esta señora era una persona muy querida. El Padre les habló de lo que significa seguir a Jesús: amor y misericordia con todos y para todos, especialmente para con los más débiles y pequeños. Solo de esta manera se alcanza la vida eterna.
Los carpinteros terminaron por entonces el retablo de la capilla. La Madre Ana les decía que aquello parecía la obra de El Escorial, pero, claro, ¡hubo que explicarles lo que significa esa expresión en español!! ¡¡Y que era una broma!! ¡¡Y con lo difícil que es traducir expresiones así!!
Hablando de la capilla, no os imagináis las piruetas, acrobacias y demás hazañas que hemos de hacer para llegar hasta allí si ha llovido. Después de los meses de harmatán (vientos secos y fríos del Sahara), la vida renace y con ella un verdadero enjambre de insectos diversos que nos acompaña adonde quiera que vayamos. Pero, ¡es la mejor capilla de todo Benín! ¡Y en ella se reza como si fuera la antesala de la gloria!
Estos días del tiempo pascual lo están siendo de alegría y gozo en todos los aspectos. Los Padres vinieron a comer el domingo y, a pesar de que se quejaban de “nuestros charcos” en el camino de la capilla, les pareció que entrar en ella era como estar en Mota. Hemos celebrado también el cumpleaños del P. Saturnino, a quien la Madre Valeria agasajó con sus ya famosos patacones venezolanos. A felicitar al Padre habían venido también otros sacerdotes de la zona que, por supuesto, se acercaron a Casa para ver la capilla. ¡Se quedaron admirados y uno por uno nos pedían que abriéramos un colegio en el lugar en el que ellos se encuentran! También nos decían que enviarían niñas de su zona. Nuestra respuesta fue siempre la misma: primero, las de la Commune de Kalalé.