Hemos tenido el gozo de contar durante unos días con la presencia entre nosotras de las MM. Mercedes Díez y Ana Zamorano y de Marcial. Y ya hemos empezado a tomar medida a las futuras alumnas para el uniforme del Colegio.
Han sido días de intenso trabajo en la obra: corrección y mejora de la técnica de trabajo de los albañiles, aclaración de dudas, replanteo de zona de lavadero, jardín interior… Marcial no tuvo problemas en hacerse entender: le causó muy buena impresión nuestro segundo técnico, Aymar, habló con todos los gremios, medio en español, medio en francés y ¡hasta pudo encontrar entre los kalalienses unos simpatizantes del Atlético de Madrid!
El viernes por la tarde nos dimos un respiro y fuimos todos al Vía Crucis de la Misión. Los más fieles de nuestros obreros estaban allí presentes, rezando con gran devoción. El sábado por la tarde tuvimos una reunión con los “sabios” que nos están aconsejando en el proceso de admisión de alumnas. Por supuesto, estaban presentes el P. Saturnino, Théodore y Jéremie. Las 63 niñas que habían solicitado plaza quedaron admitidas y hemos dejado abierto todavía el plazo de inscripción.
El domingo por la tarde nos fuimos todos a Péonga para hacer diferentes visitas: a Marie, que por tener hepatitis se había tenido que ir de la Misión para recuperarse. Estuvimos también con su padre y con el catequista de la zona. Marcial, con su cámara de fotos, se ganó a todos. También fuimos a ver a la otra Marie, la de Kindaroukpérou, a la que encontramos mucho mejor; a Rose, estudiante del curso de Terminal, que dio a luz a una niñita en diciembre. Junto a ella estaba el padre de la niña. ¡Pedimos al Señor que les conceda la gracia de formar una santa familia!
El 19 de marzo celebramos durante todo el día la solemnidad de San José. La Madre Valeria renovó los votos temporales, sintiéndose muy unida a sus hermanas co-junioras que también renovaban por estos días. ¡¡Gracias a las MM. Mercedes y Ana, la representación de la Compañía del Salvador era más nutrida!!
Antes de que “la delegación española” volviera a España, dimos un paseo por Kalalé pues Marcial no podía irse sin conocer el mercado y la M. Ana el “casco antiguo”. Ya que estábamos por allí, aprovechamos para visitar a Marie Reine, la madre de Zacharie, que estaba haciendo granizados para vender. Las Madres y Marcial se marcharon el viernes 21.
Ese mismo día, por la tarde, vinieron los americanos que están instalando los paneles solares para decirnos que habían terminado su trabajo, que ya estaba funcionando en Casa la energía solar. ¡Dimos gracias a Dios! A la mañana siguiente, vino el técnico canadiense para explicarnos cómo es la instalación y el funcionamiento de los distintos elementos que componen el sistema. Él estaba muy contento y orgulloso de su trabajo.
El lunes 24 empezamos a llamar a las familias que habían solicitado plaza para decirles que podían venir a formalizar la inscripción y traer a las niñas para tomarles las medidas del uniforme. Para ello, instalamos un despacho provisional en el pasillo norte de nuestra Casa. Gounou era nuestro traductor con los padres que no entendían el francés.
En la solemnidad de la Anunciación nos unimos desde por la mañana, con la Santa Misa, a toda la Compañía del Salvador. Y quisimos hacer algo especial: Aymar había trazado el “MS” que irá en la fachada oeste del edificio de Comunidad. Como el pintor estaba en Casa, decidimos que podría ser una buena ocasión de felicitar, con este símbolo, a toda la Compañía pues empezaba a hacerse realidad de este modo una de los grandes deseos de nuestra querida Fundadora: ser misioneras, llevar a Cristo y su Evangelio a quienes no lo conocen, extender el Reino de Dios. El pintor se puso manos a la obra y a las seis de la tarde, cuando se acababa la jornada laboral y la luz del día, nos llamó para que inmortalizáramos el momento con una foto. ¡Nos encantó cómo había quedado!
Siendo un día tan especial, rezamos un Rosario por el terreno, con la Virgen Mater Salvatoris y cantando canciones con la guitarra en cada misterio. Por la noche, vinieron a cenar los Padres de la Misión y los miembros de la Fundación Alaine: éramos nueve en total. Sacamos todo lo que teníamos de vajilla, justo para nueve, el mantel más grande y un postre que habíamos hecho para celebrar la solemnidad. ¡Fue muy agradable!
Al día siguiente, hicimos un “cambio” de coche con el P. Saturnino, que nos pidió el favor para llevar a los de la Fundación a la Reserva de Pendjari, en Natitingou. Con gran orgullo, nos entregó su “tartana”: todos los que estaban alrededor se reían del trueque. La M. Valeria no podía conducir porque no llegaba con los pies y el asiento no se movía; la M. Ana tuvo que ponerse el bolso en la espalda para acercarse… Aparcar el coche es otra aventura porque no tiene freno de mano. ¡Los obreros se ríen y nos miran divertidos a ver qué zona llana escogemos para aparcar! Estos son algunos divertidos efectos del compartir misionero, de poner todo a disposición del bien común y del anuncio del Evangelio.
El viernes 28 de marzo, a las ocho de la mañana, comenzamos a recibir a nuestras futuras alumnas con sus padres. Eran 20. ¡Estábamos muy contentas! El corazón se nos esponja al ver a las niñas y pensar en su educación. ¡Quiera Dios que podamos ayudarlas y sepamos ser instrumento de su amor infinito y de su misericordia!